En los últimos años, se ha desarrollado una malla quirúrgica para proporcionar soporte temporal o permanente para órganos o tejidos, y más comúnmente en procedimientos de reparación de hernias. También se ha utilizado una versión del producto, conocida como malla transvaginal, para reparar órganos pélvicos prolapsados y la incontinencia urinaria debido a esfuerzos. La malla puede estar fabricada con materiales orgánicos o inorgánicos, o alguna combinación de los mismos. Según la Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA), se realizan cada año cientos de miles de cirugías de hernia usando el producto, generalmente sin incidentes.
En 2011, sin embargo, la FDA publicó un aviso al público sobre las posibles complicaciones resultantes del uso de malla quirúrgica. Entre los efectos secundarios adversos documentados están:
Lesiones en órganos, nervios o vasos sanguíneos cercanos
En respuesta a las preocupaciones de la FDA, así como a una serie de demandas, muchos de los fabricantes de malla quirúrgica han retirado sus productos del mercado.
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